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Los bebés

En este preciso momento, cuando tengo un nudo en la garganta por escribir esto, entro a twitter y me encuentro en la cuenta de El Malpensante:
No evitemos toda cursilería. Ya habrá tiempo para la seriedad y para la solemnidad cuando estemos muertos
Sí, prepárense para mi etapa más cursi o dejen de leer.

Una de las razones por las que sobreviví 5 años de estrés, trastorno alimenticio, trastorno de sueño y bueno, trastornos en general, fue gracias a cuatro de las mejores personas que he conocido en mi vida.

Alguien me dijo una vez que cuando entrara a la universidad había que conseguir tres tipos de amigos: Alguien juicioso para que lo mantuviera a uno en el camino, alguien de semestre mayor para que le contara a uno todo lo que había que saber y alguien que le gustara la farra para conocer esa parte de la universidad que si se deja pasar nunca vuelve a ser. Sabio consejo.

Mis bebés, como los llamé por ser todos menores que yo, aunque les haya prometido que no les diría así en público, son todo lo que alguien necesita, no son de semestre mayor pero juntos descubrimos lo que hay que saber, juntos farreamos cuando había que hacerlo y nos graduamos con el envidiable promedio por encima de 4 con el que luchamos durante toda la carrera.

Al principio, cuando todos eramos unos pollos recién sacados del cascarón cada uno tenía una barrera de protección que se podría resumir así:

Juan camilo: "Yo no extraño a nadie"
Yira: "Eso no va a pasar, eso no va a ocurrir"
Alejandra: "Yo no vine aquí a hacer amigos"
Estefanía: En realidad no decía mucho

Al final, uno extraña a las personas así no quiera, termina haciendo cosas que creyó que nunca haría, hace amigos en los lugares menos esperados, quebranta algunas reglas y aprende que para expresarse solo hay que encontrar con quien hacerlo.

Lo más importante, sin embargo, es entender que nosotros 5, juntos, somos la mejor barrera de protección que podríamos desear, somos como los 4 fantásticos pero no 4 sino 5.

Recuerdo que en una ocasión alguien nos dijo que no le caíamos bien porque siempre estábamos riéndonos, era como si fingiéramos estar felices, forzando la risa en todo momento. Me reí. Nunca la forzamos, en realidad eramos felices, y todavía lo somos, en nuestra dona, contando chistes que probablemente solo nosotros entendemos.

Sobrevivimos a l@s novi@s, a los "vale gracias", a los osos, a los horarios, a los profesores que quieren robarnos la fuerza vital, a la religión, a las diferencias de principios, al vino de 5 mil, aprendimos que no se explotan burbujas, se matan pollitos.

Tal vez no viajamos juntos tanto como queríamos pero nos disfrutamos en cada momento.

Nos sacamos de las crisis semestrales que nos daban de tanto en tanto, nos acompañamos en las noches de insomnio, jugamos variaciones de "¿quién quiere pasar penal?" y hoy somos millonarios en muchos aspectos. 

Me siento orgullosa de que ellos me consideren su amiga, son de esas personas que cambian la vida para siempre.

Así que como dice la canción:

♪ I can't win, I can't wait, I will never win this game without you ♪ -
 Bebés, nunca lo habría hecho sin ustedes.
Gracias más que totales


El derecho y yo


Hace 5 años, cuando después de vagar 6 meses estudiando inglés me enfrenté al mundo (a.k.a. Universidad Nacional), pensaba muchas cosas acerca de lo que quería para mi futuro y las razones por las que empezaba a estudiar derecho.


Era feliz porque entraba a estudiar donde quería y lo que quería pero arrastraba conmigo muchas molestias que Bogotá había instalado en mí en los anteriores 3 años de colegio. 


Y entonces, el primer día, el primer, primer día, cuando estábamos haciendo la primera fila como admitidos, la de los exámenes médicos, descubrí que nada de lo que había hecho de mí valía la pena en ese lugar - y para lo que cuenta, en ningún otro - descubrí que podía encontrar gente como yo, que hablara el mismo idioma.


Empecé a expresarme más, a confiar más en mí misma, a reír con más frecuencia. 


Alguien  me dijo que ya no soy la persona que era en el colegio, no, no lo soy y no podría estar más orgullosa de eso. No me gustaba lo que era y lo cambié.


En lo que respecta a mi carrera y a mí, tenemos una relación conflictiva; aborrezco el civil, el penal me estresa, el administrativo me aburre y el constitucional me lo paso de vez en cuando. Podrían decir que eso significa que no me gusta el derecho y tal vez tengan razón hasta cierto punto,  pero contra todo pronóstico, hay algo del derecho que me apasiona. 


Amo los derechos humanos. Sueño con el ideal en que la gente entienda qué significa en realidad "ser humano", con que comprendan que sus derechos van hasta donde empiezan los de los demás, con que todos juguemos a que nos respetamos porque no se necesita pasar por encima del planeta y de los otros para ser feliz.


Hoy, no quiero nada de lo que quería, terminé derecho con la poca fuerza de voluntad que tengo e impulsada por cosas que pasaban poco por mi mente cuando frente a la pregunta "¿Por qué entraste a estudiar derecho?" contesté: porque me gusta sabérmelas todas, me gusta el dinero y me gusta el poder.


Descubrí que aunque todavía quiero sabérmelas todas el derecho no es el camino, que el poder solo trae problemas y que es mejor la felicidad que el dinero.


Estoy convencida que mis amigos los conservaré toda la vida, incluso cuando todo lo que aprendí se me haya olvidado y tenga que llamar a mi pull de abogados a que me saquen de problemas porque derecho no sé.


Así que, a mí no me digan abogada, yo soy defensora de derechos humanos.


Implícito Matrimonio - Juan Camilo Fandiño

Por motivos de mi cumpleaños hace dos años (cuando me subía al segundo piso), mis amigos me hicieron una revista virtual con mensajes y cosas hermosas, una de esas cosas fue esta historia. La comparto porque me encanta y relata parte de uno de los días más decisivos de mi vida, porque este semestre es el último (si todo sale bien) y porque antes de escribir lo que siento sobre graduarme es bueno contextualizarlos en estos maravillosos 5 años de mi vida.

Implícito Matrimonio


Y entonces, allí estaba yo, alineado detrás de todos lo que de la misma forma habían logrado ingresar a la Universidad Nacional con el sueño de salir de ella, algún día, ondeando el diploma que los calificaría para, frente a un estrado, o detrás de un escritorio, hacer la justicia que extrañan en el mundo. Recuerdo el frío tremendo que sentía esa mañana, muy de mañana, en la que todos esperábamos la llamada para, una vez en la división de salud, entregar la parte de humanidad enfrascada que cada uno traía consigo y estirar el brazo para perder otro tanto a manos de los expectantes enfermeros armados con jeringas.

Y entonces, allí estaba ella, sentada en el piso, charlando alegremente con otra chica, esperando el llamado para entregar el tributo de sangre que debía de ser pagado antes de ser llamado estudiante. “Serán amigas”, pensé y me retracté de la idea de unirme a su conversación. Sólo por un minuto, pues ante la perspectiva de mi nueva vida, en un nuevo mundo, lejos de todo aquello que conocía, no podía dejar de escuchar el grito que mi instinto de supervivencia lanzaba desde algún lugar lejano, recóndito, pero conocido.

-Saludálas!!! - decía, y yo, rompiendo con todos los paradigmas sobre la soledad en los sitios públicos que había adoptado, fui vacilante hacia ellas y, tal vez con la excusa de preguntar alguna cosa que ya sabía, las saludé. El curso de la conversación que tuvo lugar después no lo recuerdo, pudo haber sido cualquier cosa, el colegio, el porqué estudiar Derecho, la universidad, Uribe, geografía colombiana, las agujas que tanto aterrorizaban a la chica con la que hablaba, o maternidad de gallinas. El asunto es que, una vez fuera de la división de salud, habríamos de dirigirnos a un auditorio en el cual tratarían de preparar nuestros desvalidos espíritus para enfrentar la avalancha de experiencias que tendríamos de frente cuando empezáramos nuestra vida como estudiantes de pregrado.

Y, de repente, el momento llegó. Sacó de su bolso una agenda, y yo, reconociendo de inmediato al personaje que sonreía desde la portada, dejé escapar la pregunta.

-Te gusta Harry Potter

-Si, -contestó con una sonrisa y sus ojos dejaron escapar el brillo de singular familiaridad propio de quien encuentra un par.

-Y yo los declaro marido y mujer. –Estoy completamente seguro que fueron esas las palabras que el destino, con una burlona sonrisa en los sabios, pronunció.

Juan Camilo Fandiño

E.T.

Una de las preguntas más difíciles que me han hecho es "¿que piensas de mi?" y no precisamente por la pregunta en sí sino por el miedo a decepcionar a esa persona. No, no me importa lo que los demás piensen porque los demás son eso "los demás", me importa lo que piensan las personas que quiero, me importa que sepan que así despistada, desequilibrada, desordenada y dramática su felicidad hace parte de la mía, evito las decepciones a toda costa porque sólo se decepcionan quienes esperan algo de ti y sólo esperan algo de ti aquellos a quienes se lo permites.

Volviendo al tema, evité por mucho tiempo la respuesta a la pregunta porque quería una respuesta perfecta, hasta que me di cuenta que intentando no decepcionarla ya lo estaba haciendo, así que la respondí, nunca he estado conforme con eso, hoy planeo remediarlo.

Ahora sí, a lo que vinimos vamos.

La mayoría de personas se pasan la vida buscando a su alma gemela, esperando que sea la persona con la que van a pasar su vida, alguien que los entienda y los ame conociéndolos, ¿porque siempre creemos que es una pareja sentimental? yo estoy segura que no es así, mi alma gemela es mi mejor amiga y es algo que cada día corroboro, sobre todo cuando sigue ahí a pesar de saber quien soy.

En Grey's Anatomy (mi serie favorita) dos de los personajes principales, Cristina Yang y Meredith Grey, tienen una relación que en muchas ocasiones ha explicado mejor lo que intento decir, una vez, el esposo de una de ellas le explico al esposo de la otra que ellas eran como E.T. y Elliot (sólo por aclarar, yo soy Elliot y ella es E.T.) porque tenían una conexión que ellos podían intentar comprender pero que no pasaban de ser más que los hombres en traje blanco, una especie de intrusos.

Así que bueno, mi mejor amiga es mi extraterrestre favorita, un momento, ese no era el punto, quería decir que tenemos una conexión que va más allá de lo físico, el que no me crea que nos vea jugando "Pictionary".

Si me preguntan que pienso de ella puedo decir que es la familia que escogería en todas las vidas porque sé que es uno de los pedazos mas grandes de mi corazón, sí ya me puse cursi, es la combinación perfecta de defectos y cualidades (¿quien no tiene defectos?), es egoísta y a veces odia a la humanidad pero se preocupa por el medio ambiente y si tuviera con qué sería la mayor activista de Green Peace, es orgullosa pero no guarda rencores, a veces hasta se le olvida porque solía odiar a alguien, se le suele olvidar confiar en sí misma pero tiene la fuerza suficiente para que a quienes quiere nunca se les olvide quienes son, se ríe del dolor, se desahoga con planes asesinos pero cuando le hace daño a alguien algo dentro de ella muere.

Tal vez lo que mejor la resume es que toda ella es la condensación de las formas de amor.


Gracias por ser una parte de mí y por dejarme ser una parte de ti, ¿todavía tengo que decir que te amo?

Sapa Intergalactica



Empezando por fin con la “sección” de pedacitos de mi corazón, superando la inconstancia, los trabajos que no he hecho y alguno que otro pensamiento oscuro.

Hoy quiero dedicarle el espacio a “sapa intergaláctica” porque es dueña de este momento, suena raro, lo sé, pero todo tiene sentido cuando estás hablando con alguien que te da ánimos para perseguir tus sueños. Sin embargo no es por eso por lo que le escribo esta entrada, quiero primero compartir nuestra historia.

Cuando somos niños, con una mínima noción de las consecuencias de nuestros actos, solemos decir y hacer cosas que no sabemos cuánto afectan a los que están a nuestro alrededor sino cuando ya es demasiado tarde. Yo alcancé, por muy raro que suene, a ser una niña normal y por lo tanto cometía errores todos los días. Fue en esa etapa en la que conocí a Daniela Sofía Montoya, “sapa intergaláctica” para efectos de la entrada.

Llegue a ese colegio después de haber por muchos cambios seguidos, mas de los recomendables para una niña de mi edad, sin embargo no me costó mucho hacer amigos, creo que se debe a que a esa edad valoramos más las cosas buenas de las personas, tal vez porque aun no nos hemos dado cuenta de cuan oscuro puede ser el mundo.

Contrario a lo que se creería por lo que he dicho hasta ahora, no nos hicimos amigas de inmediato, de hecho me caía pésimo, era según yo, una de las niñas más detestables del salón en el que estaba y para rematar sapa. Los profesores siempre tienen un informante dentro del los estudiantes, algún amargado que gusta de la desgracia de los demás o es demasiado oportunista para beneficiarse de ella, gracias a los prejuicios y a los chismes mis amigos y yo creíamos que Dani era la sapa del salón.

Un día hicimos algo que no logro recordar y terminamos todos en la oficina de la directora regañados porque la información se había filtrado, al salir nos encontramos con ella y lo primero que hice fue gritarle delante de los demás niños “sapa intergaláctica”. Ahora les puede sonar chistoso, pero créanme que para unos niños de 10 años era algo bastante cruel y las burlas no se hicieron esperar, solo Dani podría decirles como se sintió en ese momento.

Después de una ardua investigación debido a inconsistencias en la información que la indicaba como la principal sospechosa de habernos acusado, descubrimos que en realidad sólo la habían utilizado para lavarse las manos y el complot fue descubierto, el apodo de “sapa intergaláctica” me atormentó durante algún tiempo.

Como seguíamos siendo niñas, terminamos por superar el incidente y al poco tiempo nos volvimos amigas, ahora le digo “sapa intergaláctica” de cariño. Sin embargo nuestra amistad ha estado llena de ausencias pues es mas el tiempo que hemos pasado separadas, yo me cambié de ciudad y sólo fui un par de veces y ahora ella vive fuera del país.

Dani, sapa intergaláctica, rana astronauta, gracias por darme un poco de optimismo siempre que lo necesito, gracias por hacer parte de mi corazón, por ser mi amiga a pesar de la distancia, por demostrarme que si se puede ser fuerte a pesar de todo, por darme fuerzas cuando crees que te las estoy dando a ti. Sí se puede, tú me lo has enseñado, sonríe que mientras haya alguien que te quiera hay oportunidad de ser feliz, no importa la distancia, sonríe que yo te quiero y estoy ahí para recordártelo.


Pedazos de mi corazón

Quiero anunciar una nueva "sección" en el blog, digo "sección" porque en realidad aquí suelen haber solo pensamientos dispersos que de vez en cuando me dan necesidad para compartirlos, pero supongamos que hay secciones y voy a inaugurar una que se llamará "pedazos de mi corazón", estará con esa etiqueta y prometo poner en ella solo lo relacionado con lo que mas adelante explicaré. Me inspiré en el blog de un amigo porque escribió una entrada para alguien en particular y me di cuenta que en mi vida también hay personas que merecen eso.

Varias advertencias:

- Las entradas pertenecientes a "pedazos de mi corazón" estarán dirigidas a una persona en especifico por lo que ella representa o representó en mi vida, puede que esa persona nunca lea lo que he escrito, pero si tiene un lugar ahí es porque lo merece, si alguien mas quien no sea esa persona quiere leerlo será bienvenido, de lo contrario simplemente omitan la lectura.

- No voy a tener un orden especifico. Los primeros no serán a los que mas quiero, simplemente son esos que invadieron mi momento.

- El tiempo entre cada entrada no es relevante. Este punto es muy importante por varias razones, la principal por supuesto es la inconstancia con la que muchos estarán familiarizados, pero también sucede porque hay días en los que no me siento con ganas de escribir; lo anterior no significa que me vaya a olvidar de alguien, prometido, y que quede constancia que a pesar de todo lo que soy procuro no romper mis promesas, que no me olvidaré de nadie, poco a poco, tendrán su espacio.

- No se fijen en la longitud de las entradas, hay días en los que soy concreta y otros en los que me da por escribir epístolas, en todo caso son conflictos míos.

Por ultimo, ¿por qué "pedazos de mi corazón"? porque por cursi que suene son personas que hacen parte de mi, que de alguna manera han determinado lo que soy y lo que seré, me han marcado, enseñado y levantado en muchas ocasiones. Son pedazos de mi corazón que espero siempre estén ahí, para seguir siendo yo, porque sin ustedes la chocolatosa no existiría, probablemente sería solo Nathalia, una habitante mas en el planeta que no ha logrado ser parte del corazón de nadie.