Empezando por fin con la “sección” de pedacitos de mi corazón, superando la inconstancia, los trabajos que no he hecho y alguno que otro pensamiento oscuro.
Hoy quiero dedicarle el espacio a “sapa intergaláctica” porque es dueña de este momento, suena raro, lo sé, pero todo tiene sentido cuando estás hablando con alguien que te da ánimos para perseguir tus sueños. Sin embargo no es por eso por lo que le escribo esta entrada, quiero primero compartir nuestra historia.
Cuando somos niños, con una mínima noción de las consecuencias de nuestros actos, solemos decir y hacer cosas que no sabemos cuánto afectan a los que están a nuestro alrededor sino cuando ya es demasiado tarde. Yo alcancé, por muy raro que suene, a ser una niña normal y por lo tanto cometía errores todos los días. Fue en esa etapa en la que conocí a Daniela Sofía Montoya, “sapa intergaláctica” para efectos de la entrada.
Llegue a ese colegio después de haber por muchos cambios seguidos, mas de los recomendables para una niña de mi edad, sin embargo no me costó mucho hacer amigos, creo que se debe a que a esa edad valoramos más las cosas buenas de las personas, tal vez porque aun no nos hemos dado cuenta de cuan oscuro puede ser el mundo.
Contrario a lo que se creería por lo que he dicho hasta ahora, no nos hicimos amigas de inmediato, de hecho me caía pésimo, era según yo, una de las niñas más detestables del salón en el que estaba y para rematar sapa. Los profesores siempre tienen un informante dentro del los estudiantes, algún amargado que gusta de la desgracia de los demás o es demasiado oportunista para beneficiarse de ella, gracias a los prejuicios y a los chismes mis amigos y yo creíamos que Dani era la sapa del salón.
Un día hicimos algo que no logro recordar y terminamos todos en la oficina de la directora regañados porque la información se había filtrado, al salir nos encontramos con ella y lo primero que hice fue gritarle delante de los demás niños “sapa intergaláctica”. Ahora les puede sonar chistoso, pero créanme que para unos niños de 10 años era algo bastante cruel y las burlas no se hicieron esperar, solo Dani podría decirles como se sintió en ese momento.
Después de una ardua investigación debido a inconsistencias en la información que la indicaba como la principal sospechosa de habernos acusado, descubrimos que en realidad sólo la habían utilizado para lavarse las manos y el complot fue descubierto, el apodo de “sapa intergaláctica” me atormentó durante algún tiempo.
Como seguíamos siendo niñas, terminamos por superar el incidente y al poco tiempo nos volvimos amigas, ahora le digo “sapa intergaláctica” de cariño. Sin embargo nuestra amistad ha estado llena de ausencias pues es mas el tiempo que hemos pasado separadas, yo me cambié de ciudad y sólo fui un par de veces y ahora ella vive fuera del país.
Dani, sapa intergaláctica, rana astronauta, gracias por darme un poco de optimismo siempre que lo necesito, gracias por hacer parte de mi corazón, por ser mi amiga a pesar de la distancia, por demostrarme que si se puede ser fuerte a pesar de todo, por darme fuerzas cuando crees que te las estoy dando a ti. Sí se puede, tú me lo has enseñado, sonríe que mientras haya alguien que te quiera hay oportunidad de ser feliz, no importa la distancia, sonríe que yo te quiero y estoy ahí para recordártelo.