Me estaba demorando mucho en hacer esta entrada, llevo casi un mes de vacaciones y aunque sabía qué escribir, algo pasaba y terminaba por distraerme con otras cosas, hoy aprovecho que tengo fiebre de actualización de blog (enfermedad poco común y a veces contagiosa que requiere de un ambiente desocupado para desarrollarse).
En esta ocasión y por primera vez en 6 semestres de universidad estoy trabajando, en serio, no ayudandole a mi papá o a mi tía, ahora cumplo un horario, ordenes, tareas y en general me la paso viajando de un lado de la ciudad a otro haciendo las cosas que cuando tenga plata pondré a hacer a alguien como yo. Disfruto mi trabajo eso sí, pero ese no es el tema de esta entrada.
El caso es que a pesar que estoy trabajando me siento en vacaciones, gracias a eso descubrí cual es el verdadero encanto que tienen, mas allá de dormir hasta tarde o salir de viaje, lo maravilloso de las vacaciones es poder tener la mente libre, no preocuparse por los trabajos o por los exámenes, que los pensamientos puedan vagar por donde quieran, así sea un mundo de elefantes rosados o alguna otra realidad paralela. Y no es que no suela pensar en eso cuando estoy la universidad, el problema es que cuando tengo cosas por hacer, hay una fuerza invisible que devuelve mis pensamientos a la realidad y a los deberes, lo que va saturando mi mente y hace crecer la necesidad de ser libre.
Así que eso es lo que amo de las vacaciones, los elefantes rosados y las realidades paralelas.
Una canción
Hace 8 años